
Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana y de esa manera
- No. - Me dijo. - Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce
Entonces le pregunté extrañado:
- Y si ya no sabe quién es usted ¿Por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?
Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo:
- Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella
Tuve que conternerme las lágrimas mientras salía y pensé:
Esa es la clase de amor que quiero para mi vida.
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